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LUXEMBURGO 2024

Crítica: Hasta el fin del mundo

por 

- Viggo Mortensen dirige e interpreta un western atravesado por el romance junto a una estelar Vicky Krieps

Crítica: Hasta el fin del mundo
Vicky Krieps en Hasta el fin del mundo

El nombre del actor, productor y director Viggo Mortensen puede convencer fácilmente a la mayoría de la gente para ver casi cualquier cosa en la que esté involucrado. Si repasamos su extensa filmografía, que abarca casi 40 años, podemos entender el porqué. A primera vista, Hasta el fin del mundo [+lee también:
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puede parecer más bien inocua: un wéstern ambientado en los albores de la Guerra de Secesión estadounidense. Sin embargo, solo hacen falta diez minutos para saciar la sed de cualquier cinéfilo que quiera ver a Viggo haciendo de sheriff, evocando su rol en Eureka [+lee también:
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, de Lisandro Alonso. El wéstern de Mortensen, estrenado en Toronto, es su segundo largometraje como director tras Falling [+lee también:
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(2020), y fue presentado ante el público del Luxembourg City Film Festival como título de clausura de este año, en el marco de un homenaje al artista.

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Hasta el fin del mundo comienza con una secuencia que es al mismo tiempo un prólogo y un final: un caballero con armadura cabalga a través de un bosque; su coraza de hierro brilla tanto como la luz del sol que asoma entre las copas de los árboles. En un abrir y cerrar de ojos todo eso desaparece. Tan solo era un sueño, o un recuerdo de infancia (¿acaso no son lo mismo?). Entonces, vemos a una mujer (Vicky Krieps) en su lecho de muerte, exhalando su último suspiro. La cámara se aleja lentamente, revelando a un hombre (Mortensen) sentado en la cama; en silencio, le cierra los ojos para siempre. Su silencio compartido persiste, desde este inicio hasta el final de la película, atravesando los tópicos del wéstern y los escenarios de época (históricamente fieles) con las afiladas flechas de Cupido: el amor solo es posible cuando el mundo cambia.

Vivienne Le Coudy (Krieps) es la verdadera protagonista de la historia. No estamos ante un wéstern protagonizado por una mujer, al menos no de la forma que cabría esperar (aunque ella también empuña un arma), sino ante una película sobre una mujer en un wéstern. Vivienne es francocanadiense, pero vive en San Francisco. Vende flores en el mercado y de vez en cuando cena con caballeros refinados pero absolutamente aburridos. Y lo que es más importante, se niega a casarse. Ni siquiera se deja convencer por un apuesto carpintero, por mucho que le guste. Holger Olsen (Mortensen) es un veterano de guerra, un inmigrante danés que ahora considera Estados Unidos su hogar y emana un sentimiento de dignidad y afecto cada vez que se cruza con la mirada de Vivienne. Sin embargo, la promesa de una pintoresca vida juntos en Elk Flats, Nevada, en una pequeña casa con mucho espacio para que crezcan los árboles y florezcan los jardines, pronto se hace añicos.

Todo el mundo en el pueblo se inclina ante el clan Jeffries, un rico propietario y su hijo, Weston (interpretado por un despiadado Solly McLeod, que se dio a conocer en La casa del dragón), que no acepta un no por respuesta. Bajo la protección del alcalde (solo hacen falta unos segundos para que Danny Huston sobresalga en un papel moralmente corrupto), los Jeffry se vuelven intocables, y Vivienne excepcionalmente vulnerable cuando Holger decide luchar por la Unión en la Guerra Civil. El amor se pone a prueba, el amor se pospone. El público pasa largos días y noches con Vivienne mientras sirve cerveza en la taberna y cuida de sus rosas. En estas escenas tranquilas, Krieps se ablanda, su personaje está en sintonía con cada latido y estado de ánimo de aquellos que la rodean, aunque nunca deja que eso la afecte. Es inflexible, a veces casi rígida, pero se mantiene fiel a los valores de una mujer autosuficiente en un entorno dominado por los hombres. Tanto Krieps como Mortensen ofrecen lo mejor de sí mismos y cada escena que comparten rebosa emoción, convirtiendo Hasta el fin del mundo en el wéstern más romántico (y realista) de nuestra época. 

Hasta el fin del mundo es una producción del propio Mortensen para Perceval Pictures, la londinense Recorded Picture Company y Talipot Studio (México). HanWay Films se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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